Jorge Luis Borges deleitó muchas veces a la ciudad con sus conferencias y charlas. Muchas de éstas, tuvieron lugar en la Sede del Jockey Club, lo que constituye un gran privilegio para la Institución. En el año 1968, más exactamente el 23 de Mayo según la Memoria y Balance del Club, el escritor brindó una conferencia sobre “La Poesía Gauchesca” a sala repleta.

Volvería en 1983 en dos ocasiones, ya casi ciego en su totalidad, pero no por eso, menos cautivante. En Abril, se presentó para brindar una charla junto a la escritora y amiga María Esther Vázquez. Luego, volvería en Noviembre, también acompañado por su amiga, para hablar sobre su vida y distintos aspectos de su escritura ante una multitud que colmó el Salón Carlos Pellegrini del segundo piso.

Algunas de sus frases en aquellas conferencias: “Estoy asombrado, atónito, agradecido, me parece tan raro que estén ustedes aquí escuchándome, que yo esté hablando, que me concedan cierta autoridad. No deja de maravillarme”.

“Debemos pensar en la lectura solo como una forma fácilmente accesible de felicidad, y poder leer todo lo que deseamos. Mi padre me ofreció su vasta biblioteca y me dijo que leyera lo que me agradara. Y realmente lo hice así. Si pienso en el pasado, siempre pienso en esa biblioteca.”

“Cuando yo perdí mi vista, como lector pensé: esto no tiene que ser el fin de algo, tiene que ser el principio de otra cosa (…) Cumplí 84 años, soy ciego, no me queda otra posibilidad de vida que la de soñar y escribir. Sigo soñando, sigo escribiendo.”

“Los textos dependen de los lectores. Desde luego, el libro está hecho para ellos. Viene a ser como un estímulo para el pensamiento, y ese hecho estético se produce cuando el lector da con el libro que realmente ha sido escrito para él, y lo lee. De modo que yo creo que conviene desde la niñez, adquirir el hábito de la lectura, leer cualquier cosa. Con el tiempo uno llegará a leer cosas buenas, sobre todo saber que libros le convienen a uno, que clase de textos debe elegir.”

"Si, siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca (...) Yo puedo estar en Londres, puedo estar en Tokio, puedo estar en Edimburgo, puedo estar en París, pero de noche, cuando duermo, estoy siempre en la Biblioteca Nacional que yo he dirigido."